Arganzuela presume de un pasado industrial que, con la explosión inmobiliaria de los años ochenta, se fue urbanizando y sofisticando hasta alcanzar la categoría de zona residencial. Ahora, sus grandes valores son la transversalidad de Madrid Río, la reconversión del matadero en centro cultural y la cercanía con el distrito centro: está a solo 20 minutos andando desde la Puerta del Sol. Ello se traduce hoy en amplios cafés que discurren junto al cauce del río, en restaurantes de corte tradicional ubicados en los bajos de edificios amplios y modernos y en bares de toda la vida, que conviven con locales abiertos recientemente, diseñados para responder a las tendencias y necesidades de un público que, cada vez con más frecuencia, se deja caer desde varias zonas del distrito Centro, como La Latina, El Rastro y Lavapiés.