Este espacio nació del sueño de dos sumilleres con el propósito de dar voz a viticultores a los que admiran y respetan. El vino es el hilo conductor de una propuesta que combina cocina de mercado con platos tradicionales madrileños adaptados a los nuevos tiempos. El local ofrece tres ambientes: un salón íntimo, una terraza luminosa y una barra animada para el tapeo. La carta incluye croquetas caseras, bravas, embutidos, quesos y platos de casquería que encuentran en su bodega el maridaje perfecto. La selección de vinos, amplia y diversa, refleja la pasión por la enología y convierte cada visita en una experiencia donde gastronomía y calidez humana se funden en un ambiente acogedor.