Este establecimiento ha sabido ocupar un lugar inusual en la rutina madrileña, convirtiéndose en un espacio donde la vida cotidiana convive con lo simbólico. A pesar de encontrarse en un entorno asociado tradicionalmente al recogimiento, su propuesta cercana, sus amplios horarios y la posibilidad de tomar café o una copa lo han transformado en un lugar recurrente de encuentro para muchas personas.
Su modelo de gestión apuesta además por la sostenibilidad y la responsabilidad social. Trabajan con productos locales y de temporada, seleccionando cuidadosamente a sus proveedores según criterios ecológicos. Sus operaciones buscan reducir residuos y plásticos, e incorporan tecnologías que optimizan el consumo de agua y energía. Esta visión integral refuerza un modelo de hostelería consciente, alineado con los estándares actuales de respeto al medio ambiente.