Este restaurante apuesta por una cocina gallega de corte tradicional, con una presentación directa y sin adornos innecesarios. La carta gira en torno a platos elaborados con ingredientes frescos y recetas que priorizan el producto. Pulpo, mariscos, empanadas y carnes forman el núcleo de una propuesta clara, donde el sabor y la ejecución cuidadosa definen la experiencia.
El espacio está distribuido de forma cómoda, adaptado tanto a comidas informales como a encuentros en grupo. El ambiente mantiene un tono sobrio, funcional pero acogedor, mientras que el servicio destaca por su agilidad y por un equipo que conoce bien cada plato y su preparación.
El ritmo del local es constante, con clientela que repite por la regularidad en la calidad y el sabor de sus platos. No hay giros inesperados ni fórmulas complejas: se cocina con técnica sencilla y producto bien tratado, cumpliendo lo que se promete desde la carta hasta el plato.