“Venga, acercaros, que esto va rápido” —dice la Vieja Europa.
“Las luces y los parques que hoy engalanan Torrejón son fruto de su historia y su vocación de ponerse en movimiento”

“Y menos mal que yo estaba aquí para verlo” —responde Don Bronce.
“He alumbrado pasos, fiestas y alguna que otra vuelta a casa tarde… pero sin chivarme, ¿eh?”

“Tú siempre tan importante”—responde ella sonriendo.
“Aunque es verdad: entre los dos hemos visto cómo este sitio se ha llenado de vida, así que atentos”—dice Don Bronce.
“Hoy toca un plan de un día para familias: pasear por calles con historia, vivir un patrimonio arquitectónico y monumental, mirar al cielo, picar algo rico y acabar el día con una sonrisa de tanta diversión.”
Donde empezó la historia: Parroquia San Juan Evangelista
“Después de escuchar historia… toca desayunar” —dice la Vieja Europa sonriendo.
“Un buen desayuno ilumina más que yo” —admite Don Bronce, con humildad.

La Cafetería Virginia es de esos sitios donde el día empieza bien. Aquí huele a café recién hecho, a croissants calentitos y a tostadas que crujen al morder. Es un bar de barrio, de los que conocen a la gente por su nombre y donde siempre hay alguien charlando en la barra.
Los niños encuentran algo rico que siempre les apetece y los mayores disfrutan de un café tranquilo, mirando la plaza. En cuanto llega el buen tiempo, la terraza se llena y el desayuno se convierte en parte del paseo.
El gran pulmón verde: Parque Europa
“Esto antes era muy distinto” —dice la Vieja Europa
“y ahora es uno de los sitios más queridos del pueblo.”
“Hombre, querido es… pero bien iluminado gracias a mí, eso seguro” —añade Don Bronce.

El Parque Europa es enorme, verde y sorprendente. Donde antes había solares, hoy hay miles de árboles, flores de colores y caminos por los que pasear durante horas. Es un lugar pensado para respirar aire limpio, jugar, aprender y descansar.
Pero lo más especial es que aquí se viaja por Europa. A lo largo del parque aparecen réplicas de monumentos famosos: la Torre Eiffel, el Puente de Londres, la Fontana de Trevi o la Puerta de Brandeburgo. Incluso hay un trozo auténtico del Muro de Berlín, que sirve para explicar a los niños historias del pasado reciente.
“¡Subid, que empieza el paseo!” —dice la Vieja Europa en un tono alegre.

El tren del parque es uno de los momentos favoritos de las familias. Durante unos 45 minutos, Teodora la Locomotora recorre el parque mientras va contando, de forma divertida, qué monumentos aparecen y de dónde vienen.
Los niños escuchan atentos, los mayores descansan las piernas y todos disfrutan del recorrido sin perderse nada. Es una forma perfecta de conocer el parque entero sin cansarse demasiado.
“Agárrate bien, que aquí empieza la adrenalina” —avisa Don Bronce.

Puentes colgantes, redes, lianas, troncos que se mueven y circuitos a distintas alturas forman este espacio multiaventura. Hay opciones para diferentes edades, así que cada niño (y adulto valiente) puede elegir su reto.
Es el broche perfecto para gastar energía, superar pequeños miedos y terminar el día con la sensación de haber hecho algo diferente juntos.
Así se cierra el día
“Bueno” —dice la Vieja Europa levantándose despacio.
“Ya habéis visto que Torrejón no se mira solo, se vive”– Asiente Don Bronce, iluminando un poco más.

Y así termina el plan: un día en Torrejón de Ardoz pensado para familias, para descubrir sus lugares más conocidos y volver con millones de recuerdos que permanecen para siempre en el corazón.