En Torrefitt creemos que moverse no tiene que ver con marcas, cronos ni caminatas técnicas. Tiene que ver con salir de casa, probar algo distinto y volver con la cabeza más ligera. Torrejón de Ardoz es perfecto para eso: distancias cómodas, espacios verdes, buena comida y planes que se encajan sin esfuerzo. Este recorrido de una jornada está pensado para un día activo con el cuerpo como protagonista.
Entre un paso y otro
Antes de empezar el plan en serio, hay un detalle que suele pasar desapercibido. Entre un trayecto y otro aparece un conjunto de viviendas que, a simple vista, no cuentan gran cosa. Pero aquí está la gracia: fueron diseñadas en 1973 por Rafael Leoz, uno de los arquitectos españoles más influyentes del siglo XX.
Este proyecto fue casi un laboratorio urbano adelantado a su tiempo. Leoz experimentó con módulos geométricos, nuevas formas de construcción y, algo muy poco habitual entonces, con criterios sociales y psicológicos: cómo se relacionan las personas, cómo se vive el espacio, cómo se crea comunidad. Sin darte cuenta, estás pasando por una de las semillas del urbanismo moderno.

Arranque con calma
Empezamos el día como nos gusta: desayuno sin reloj. El Bar Restaurante Tastevin es amplio, acogedor y con ese punto entre informal y cuidado que invita a alargar la primera parada. Madera, detalles vintage, barriles que hacen de mesas y un ambiente que se adapta tanto a una charla tranquila como a un plan más animado.
Aquí se desayuna bien, pero también es un sitio para volver después del entreno. Carta variada, platos generosos y una bodega que sorprende sin asustar. Es de esos lugares que funcionan igual de bien para cargar energía que para celebrar que el día va por buen camino.
El entreno del plan
Aquí entra en juego el espíritu Torrefitt. El Parque de la Zarzuela es ideal para desafiarse: verde, agua, caminos amplios y placer por el entrenamiento.
Reto Multideporte en Torrejón:
En total, 6 km de esfeurzo, combinando cardio y fuerza, adaptando el ritmo a cómo te encuentres. Aquí gana el cuerpo cuando terminas y sientes la satisfacción del deber cumplido.

Recompensa merecida:
Después de moverse, toca sentarse bien. El restaurante El Coto es ese tipo de sitio que se disfruta más cuando vienes con hambre. Cocina clara, raciones para compartir y platos principales que no se quedan a medias.
Entrantes al centro, conversación tranquila y segundos que llegan en su punto. Es una comida que no corre, que acompaña el cansancio bueno del cuerpo y que convierte el plan activo en plan redondo.

Final de juego y risas:
Para terminar el día, cambiamos zapatillas por risas. El minigolf de Parque Europa es perfecto para cerrar un plan activo sin volver a exigirle nada al cuerpo. Caminas, apuntas, fallas, aciertas y te picas lo justo.
18 hoyos, distintos niveles de dificultad y una duración ideal para terminar con sensación de juego, no de esfuerzo. Aquí da igual la técnica: lo importante es desconectar y acabar el día con una sonrisa.

Torrejón de Ardoz demuestra que no hace falta irse lejos ni equipos especializados para tener un plan completo y un buen entrenamiento. Ejercitarse, probar, comer bien y jugar un poco hacen parte de la definición de deporte y equilibrio.