Heterogéneo tanto arquitectónica como culturalmente, el distrito de Tetuán se polariza en los modernos rascacielos del centro financiero de la ciudad y en travesías de casas bajas de estilo rural. Estos escenarios, dispares y a la vez vertebrados por la calle Bravo Murillo, hacen difícil pensar que nos encontramos en Madrid, y por esta razón y con el paso del tiempo, la zona se ha convertido en un gran bazar culinario, con restaurantes tan auténticos que abren las puertas a nuevos y fascinantes sabores para curiosos y gourmets. Entre la numerosa oferta predominan hoy los comedores latinos, que compiten en popularidad con tascas de toda la vida, aquellas que enraízan en el origen rural del distrito.